Jubileo 2025

Peregrinos de la Esperanza

¿Qué es Jubilee?

«Jubileo» se refiere a un año especial marcado por el yobel, un cuerno de carnero que se usa para anunciar el Día de la Expiación (Yom Kipur). Si bien la festividad judía se celebra anualmente, adquiere mayor importancia durante el año jubilar, que se celebra cada 50 años. Este concepto tiene sus raíces en la Biblia, que indica que el año jubilar se celebra cada 49 años, o cada siete semanas de siete años (cf. Levítico 25:8-13).


En 1300, el Papa Bonifacio VIII convocó el primer Jubileo, también conocido como “Año Santo”, ya que es un tiempo en el que la presencia de Dios

La santidad nos transforma. La frecuencia de los Años Santos ha cambiado con el tiempo: al principio, se celebraban cada 100 años; más tarde, en 1343, el papa Clemente VI redujo la frecuencia entre Jubileos a cada 50 años, y en 1470, el papa Pablo II la estableció cada 25 años. También ha habido Años Santos extraordinarios: por ejemplo, en 1933, el papa Pío XI decidió conmemorar el 1900 aniversario de la Redención, y en 2015, el papa Francisco proclamó el Año de la Misericordia como jubileo extraordinario. La forma en que se celebran los Años Jubilares también ha cambiado a lo largo de los siglos: originalmente, el Año Santo consistía en una peregrinación a las basílicas romanas de San Pedro y San Pablo; posteriormente, se añadieron otros signos, como la Puerta Santa. Al participar en el Año Santo, se concede indulgencia plenaria.

Características del Jubileo

Puerta Santa

La Puerta Santa es un poderoso símbolo del Jubileo, ya que el objetivo final del peregrino es cruzarla. La apertura de la puerta por parte del Papa da inicio oficialmente al Año Santo. Inicialmente, solo había una puerta en la Basílica de San Juan de Letrán, la catedral del Obispo de Roma. Para acoger a más peregrinos, otras basílicas romanas abrieron posteriormente sus propias puertas santas.

Peregrinaje

El jubileo nos llama a emprender un viaje que trasciende fronteras. Viajar nos transforma tanto a nosotros como a nuestro entorno, por lo que prepararse, planificar la ruta y conocer el destino es esencial. La peregrinación jubilar comienza con la decisión de partir. La palabra «peregrinar», derivada del latín «per ager» (a través de los campos) o «per eger» (cruce de fronteras), resalta la esencia de emprender un viaje.

Reconciliación

Un año jubilar significa reconciliación al crear un tiempo propicio (cf. 2 Corintios 6:2) para la conversión. Se nos anima a centrar nuestra vida en Dios, reconociendo su primacía. El llamado bíblico a la justicia social y al respeto por la tierra surge de la verdad de que Dios, como creador, merece prioridad sobre todos los intereses. Él santifica este año al compartir su santidad con nosotros.

Liturgia

La liturgia es la oración pública de la Iglesia, descrita por el Concilio Vaticano II como la cumbre de la actividad eclesial y su fuente de poder (Sacrosanctum Concilium, 10). En su centro se encuentra la Misa, la celebración eucarística, donde se recibe el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Cristo camina con los discípulos, revelando los misterios del Padre, instándolos a decir: «Quédense con nosotros, porque atardece» (Lc 24,29).

Oración

La oración tiene muchas formas, pero fundamentalmente refleja el deseo de conectar con la presencia y el amor de Dios. El Espíritu del Hijo llama a los cristianos a la oración, guiando a cada persona de regreso al Padre. Jesús confió a sus discípulos el Padrenuestro, como se explica en el Catecismo de la Iglesia Católica (cf. CIC 2759-2865).

Profesión de fe

La profesión de fe, o «Símbolo», representa la identidad de la persona bautizada. Expresa sucintamente las verdades fundamentales de la fe que el creyente acepta, testifica en el bautismo y comparte con la comunidad cristiana a lo largo de su vida.

Indulgencias

La Indulgencia Jubilar encarna la misericordia de Dios, que trasciende la justicia humana. Esta gracia, testimoniada por Jesús y los santos, fortalece nuestra esperanza de perdón. Nos libera del peso del pecado, ya que se conceden reparaciones gratuitas. Para experimentar la misericordia de Dios, el Papa recomienda ciertos actos espirituales. Quienes no puedan realizar la peregrinación jubilar por enfermedad pueden unirse al camino espiritual ofreciendo sus sufrimientos diarios y participando en la celebración eucarística.